Analizaremos cómo los medios de comunicación progresistas
en Argentina son blanco de un ataque combinado del gobierno de Mauricio Macri y
los oligopolios comunicativos.
Como decía Arturo Jauretche, los medios de comunicación se mueven según la música de la caja registradora. Esta metáfora, que muestra la dependencia de los medios de comunicación de sus anunciantes, tiene más vigencia hoy que hace 15 años atrás. Es que, por ejemplo, los periódicos hace 15 años tenían una fuente de recaudación democrática constituida por auspiciantes que como hormigas contribuían sin pretender modificar la línea editorial: los avisos clasificados. Con internet esta fuente
se fue secando por la aparición de sitios especializados en ventas de
inmuebles, automóviles, electrodomésticos usados, etc. Así los periódicos están
cada vez más rehenes de los grandes anunciantes: los monopolios, las
multinacionales y los aportes, muchas veces poco transparentes, de grupo
internacionales. Y junto con ellos está el estado con el manejo discrecional de
lo que se denomina “la pauta”, o sea, el dinero que destina a la “publicidad”
de su obra de gobierno.
Es en este contexto que debe analizarse la
situación precaria por la que atraviesan los medios progresistas en Argentina.
Ayer oficialistas y hoy opositores, son blanco del ataque combinado del gobierno
de Mauricio Macri (con la colaboración de algunos estamentos judiciales) y los conglomerados
de medios de comunicación, que se presentan como los únicos legítimos portadores
de la verdad “objetiva” y una falsa “independencia”. Los motivos del ataque del
gobierno son obvios: acallar voces disidentes. Las razones de los grupos
multimedia se explican porque la mera existencia de medios alternativos constituye un peligro a la supremacía
de los oligopolios de comunicación ya que significa un quiebre a la discursividad
monocorde y un punto de resistencia al relato único.
Parafraseando al Indio Solari que dice que “todo
preso es político” bien podemos decir que todo medio de comunicación es
político porque toda noticia es política: desde el momento primero de decidir qué
es noticia y cuándo ponerla en agenda, pasando por la forma en que se la
transmite, por qué canal (tele abierta o cable, revista o noticiero), junto a
qué otras noticias, etc. todo contribuye a la construcción de sentido que,
necesariamente, va a favorecer a grupos determinados de interés en detrimento
de otros. Por tal motivo no sólo es falsa la polarización “medios K vs. medios
independientes”, como se plantea en Argentina, simplemente porque no hay medios
independientes, sino que también el ataque a los medios progresistas implica
una grave amenaza al derecho a la información.
De esto hablaremos en el presente programa.
¡Que lo disfruten!
¡Que lo disfruten!