Las reformas en la
educación en Argentina y Brasil, realizadas o en realización, muestran un
cambio en la filosofía inclusiva que va hacia la elitización y la
profundización de la desigualdad y exclusión social.
Con los cambios políticos ocurridos en Brasil y
Argentina en este último año la educación se ve atravesada por “nuevos” e
iguales paradigmas. Así, a pesar del alto grado de desigualdad y de exclusión social
en ambas sociedades, se abandona el foco
en la “inclusión” de las políticas educativas de los gobiernos anteriores en
pos de la “eficiencia”. Y esto se
refleja en políticas presupuestarias restrictivas y en el abandono de otras
políticas de inclusión, aunque se hayan demostrado exitosas.
Según el Michael Apple (EE.UU) este fenómeno es el
fruto de los nuevos aires que vienen de una extraña y peligrosa mezcla entre
neoliberalismo y neoconservadurismo. Los
profesores de filosofía del derecho María García Amilburu, de la UNED (España)
y Giuseppe Mari, del Sacro Cuore (Italia), por su vez, critican las reformas
realizadas en Europa en este sentido porque le quitan la perspectiva humanista
a la educación, lo que produce la “angustia del presente”, que se traduce en
alcoholismo, violencia, desgano y falta
de perspectiva de futuro de los jóvenes.
En el presente encuentro vamos a hablar de cómo
los gobiernos de Argentina y Brasil se han alineado con los “nuevos tiempos”, que
ponen la enseñanza al servicio del mercado, en la búsqueda de respuestas a una
educación que necesita de una reforma
estructural para estar a la altura de los nuevos tiempos, pero sin olvidar
su foco: el alumno en su integridad, no
solo como engranaje de la maquinaria del mercado.
¡Que lo disfruten!
El artículo comentado
por Osvaldo Di Prinzio
Educar al soberano:
Sarmiento escribió esta frase hace mas de 150 años, que
se contrapone a la de la editorial que dice que hay que Educar para el trabajo. Educar al
soberano significa ilustrar a los pueblos sobres sus derechos y deberes
ciudadanos, y adentrarlo en los valores republicanos y democráticos, más
cercano a que el hombre se realice en sociedad. En cambio, educar para el
trabajo parecería un retroceso al Homo Habilis, homidio que vivió en África entre
1,9 y 1,6 millones de años atrás. De
esta forma se estudia para tener una salida laboral. Indudablemente, nadie
niega que el estudio abre puertas a mejores empleos, pero no se puede resumir
la educación a solo prepararse para las tareas agropecuarias, de alimentos y
bebidas y en el área del software. Seguramente uno puede formarse y capacitarse
técnicamente para realizar tareas en la que es más apto, que pueden ser
distintas a las indicadas. La escuela no es una fábrica de hacer chorizos, que
sirven para lo que pide el mercado, porque el país también exige ciudadanos mejores
y más democráticos, que sean tolerantes con el otro, aunque el mercado laboral
(para los neoliberales, todo es un mercado como el del petróleo, la soja o el
software, no importa que en este caso se hable de personas como yo o como vos)
prefiera trabajadores más preparados y que ganen menos, mucho menos, porque hay
trabajadores de otros lares que seguramente lo harían encantados.-