Análisis de los cambios de jurisprudencia y contradicciones de las justicias argentina y brasilera a la luz de los nuevos tiempos políticos que se viven en los dos países.
En Argentina podemos ver cómo Cambiemos, coalición partidaria del presidente Mauricio Macri, que prometía respetar las instituciones y la separación de poderes en la campaña electoral, se ha lanzado descaradamente a un embate contra el sector del poder judicial que no “cumple” con lo que ellos quieren. Pedir juicio político a los jueces camaristas Enrique Alias Gibert y Graciela Marino POR HABER DICTADO UN FALLO CONFORME A DERECHO no deja lugar a dudas. Pero no es solo eso, antes ya se había negado a homologar (mero trámite) la convención colectiva de trabajo, lo que excede sus facultades.
Imagen: http://culturaparatodos.es/
Por otro lado, la Corte Suprema de Justicia Argentina cambió su jurisprdencia en lo que se refiere a la aplicación inmediata de las decisiones de la Corte Interamericana, estableciendo que ahora son “en principio” de cumplimiento obligatorio, no deberían ser cumplidas si el tribunal interamericano actuó en exceso de su competencia, o bien cuando la condena es de cumplimiento imposible por contradecir “principios de derecho público constitucional argentino”. En la práctica se reserva el derecho de dar “la última palabra” en cada decisión. Esto en las vísperas de que el caso de Milagro Sala pueda tener una revisión internacional.
Por el lado brasilero, cambios en las orientaciones de las decisiones del Superior Tribunal de Justicia muestran cómo siempre tienden a perjudicar al expresidente Luiz Ignacio “Lula” Da Silva. Así, mientras no se le permitió asumir como ministro de Dilma Rousseff por estar investigado en el foro de la provincia de Paraná, argumentando que eso constituía “obstrucción de la justicia” ya que como ministro sería investigado por el Superior Tribunal Federal, no ocurrió lo mismo, en idéntica situación, con Wellington Moreira Franco, nombrado ministro por Temer.
Lo mismo cuando se le negó el “foro privilegiado” pero, tratándose ahora de otro expresidente, José Sarney del mismo partido de Temer, decidieron de forma contraria. Detalle: los presupuestos son idénticos.
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Por el lado brasilero, cambios en las orientaciones de las decisiones del Superior Tribunal de Justicia muestran cómo siempre tienden a perjudicar al expresidente Luiz Ignacio “Lula” Da Silva. Así, mientras no se le permitió asumir como ministro de Dilma Rousseff por estar investigado en el foro de la provincia de Paraná, argumentando que eso constituía “obstrucción de la justicia” ya que como ministro sería investigado por el Superior Tribunal Federal, no ocurrió lo mismo, en idéntica situación, con Wellington Moreira Franco, nombrado ministro por Temer.
Lo mismo cuando se le negó el “foro privilegiado” pero, tratándose ahora de otro expresidente, José Sarney del mismo partido de Temer, decidieron de forma contraria. Detalle: los presupuestos son idénticos.
Vemos que tanto en Brasil como en Argentina los más altos organismos jurisdiccionales se van amoldando a los nuevos vientos políticos. Y cuando así no se hace, como en Argentina, sufren el poder disciplinador del poder ejecutivo.