viernes, 10 de abril de 2020

Avanza la COVID-19 en Latinoamérica


Con el comunicador social Omar Franklin Alvarado haremos un paneo por los diferentes países de Latino América para ver cómo avanza el coronavirus por la región y cuáles podrían ser las consecuencias ante la fragilidad de sus sistemas públicos de salud, la desigualdad social y las inestabilidades políticas. 

   En Ecuador el viraje neoliberal del presidente Lenin Moreno no puede esconder los cadáveres abandonados en las calles de la ciudad de Guayaquil, amén de otros que tienen que pasar hasta tres días en la casa de los parientes hasta que los vayan a retirar. Es que el sistema ha colapsado como consecuencia de las políticas de endeudamiento y ajuste que se llevan a cabo en ese país desde que Correa dejó la presidencia.  

    Sin embargo, se engaña quien piensa que los problemas se reducen al territorio ecuatoriano: en Bolivia ya se empieza a ver la incertidumbre de la gente que se siente abandonada desde la “renuncia” arrancada por la fuerza a Evo Morales y la poca previsibilidad de la autoproclamada presidente Jeanine Áñez Chávez que, frente a esta pandemia que asola las principales potencias mundiales, pide que el pueblo rece y ayune como principal medida. 
      Como también lo hace su par brasileño, Jair Messias Bolsonaro, cuya visión ideologizada de la salud pública lo ha llevado a declarar en cadena nacional que la COVID-19 era una “gripecita” o un “resfriadito” en un llamamiento a terminar con el aislamiento preventivo decretado por varios gobernadores y recomendado por su ministro de salud, Mandetta, con quien tiene un enfrentamiento político que ha llevado a los militares a aislar al propio presidente –una especie de reina de adorno- para que no estorbe la implementación de las medidas sanitarias que recomienda la organización mundial de la salud.
      ¡Que lo disfruten!




NOTA RELACIONADA: Compartimos con ustedes el editorial preparado por Omar Franklin Alvarado para el programa en el que rescata el legado del Dr. Ramón Carrillo, ministro de Salud de Argentina en la década del '50, y destaca el papel del estado como gestor de la salud pública.

LA VUELTA DE RAMÓN CARRILLO: LA SALUD COMO UN DERECHO


Por: Omar Franklin Alvarado
Hemos ingresado al mes de Abril y en todo el mundo la pandemia del COVID-19 se desarrolla y sigue su tenebrosa carrera de contagios y muertes, habiendo llegado a más de cincuenta mil muertes y más de un millón de infectados.  Los principales países en cantidad de infectados, a más de cinco meses del primer infectado, son China, Italia, España y EEU
Sin embargo, los contagios también están aumentando rápidamente en América Latina, que hace tres semanas concentraba el 0,1% de los casos globales y subió al 2,4%, el día que el mundo superó el millón de infectados. Y de todos los países latinos el más afectado y patético parece ser Ecuador con sus cadáveres en las calles y un estúpido gobierno que ajusta en vez de invertir en Salud y cancelar el pago de su deuda externa. Pero haciendo una cronología de la pandemia en la región debemos recordar que el 19 de marzo, Haití se convirtió en el último país latinoamericano en confirmar la presencia del coronavirus causante de covid-19 en su territorio ya que desde el 7 de Marzo en Argentina se reportó la primera muerte. Y qué simbólicos estos datos, relacionándolos con las luchas anticolonialistas, ya que en Haití comenzó la rebelión latinoamericana en el siglo XIX y continuó con el 25 de Mayo de 1810, pues esta pandemia, si bien ataca a toda la humanidad, es fruto del colonialismo salvaje que las potencias imperiales han dispersado en Wuhan, y de allí a todo el planeta, como trajeron la viruela, la gripe y toda la cadena de enfermedades que tras el 12 de octubre de 1492 asolaron a nuestra región.
Según se ha ido expandiendo la pandemia por la región las autoridades han ido endureciendo las medidas, con declaraciones de estados de emergencia o catástrofe, pero es útil recordar que “la salud como un derecho” fue la consigna visionaria de un santiagueño como el doctor Ramón Carrillo, quien fuera convocado por el General Perón en 1948 para ponerse al frente del Ministerio de Salud recientemente creado en esa época. Carrillo afirmaba, y así obró en su gestión, que el gobierno tiene la obligación de atender la salud del pueblo como atiende y cubre la educación, ya que son dos aspectos de la vida en comunidad que no pueden quedar a merced de la iniciativa privada ya que, si así fuera, se corre el peligro de generar desigualdades tan profundas que luego se pueden volver irreversibles, como lo estamos viendo en Chile. Después de 1950, y en vísperas de la reelección del gobierno, Carrillo le envió un proyecto para nacionalizar toda la salud pública, que en aquellos momentos comenzaba a tener iniciativas privadas con inauguraciones de hospitales privados, que hoy llamamos sanatorios o clínicas, tan emblemáticos como el Antártida o el Italiano, tratando de que el Estado también pudiera disponer de sus instalaciones en casos de plagas, pestes o “pandemias”, en alusión a los brotes de poliomielitis que habían causado estragos en la década pasada. Perón no acordó con esta iniciativa y comenzó un lento distanciamiento con Carrillo que concluyeron en su renuncia en 1954. Sin embargo, en estos días Irlanda acaba de decretar la nacionalización de todos los servicios sanitarios del país, obviamente no por haberlo leído a Ramón Carrillo, sino por la angustia de sentir desbordado su Estado ante la pandemia del COVID-19. Lo que está significando que el santiagueño tenía razón en el siglo XX, pues el Estado debe garantizar la salud del pueblo que administra y dirige, y es una medida que también en nuestro país pareciera haber comenzado a tener asidero con la inauguración o reinauguración por el gremio de Camioneros del Sanatorio Antártida, justamente en donde nació el presidente Alberto Fernández, pues por iniciativa de la dirigencia moyanista están acercándose a lo que promulgaba Carrillo: que la salud no puede estar controlada sólo por manos y empresas privadas.
Finalmente, es hora de que el mundo y en especial América Latina desempolve a los grandes patriotas de otras centurias, como Carrillo o Simón Rodriguez, maestro del libertador Simón Bolivar, quien pregonaba que en continentes y naciones que están comenzando a caminar solos sin la tutela asfixiante y colonial de los europeos, lo más lúcido es tener en claro, que el camino no es copiar, lo que el viejo continente nos trajo como modelos jurídicos, sanitarios o educativos; el camino que nos desarrollará como Nación soberana y pujante es “O inventamos o erramos”.